NOS TUMBAMOS PARA PARIR Y NOS PONEMOS DE PIE EN EL POSPARTO

Te voy a pedir que te imagines a una mujer pariendo. Muchas de vosotras seguramente habréis imaginado una escena similar a esta:
 
 
 
 
 
Te habrá venido a la cabeza la imagen de una mujer tumbada en la cama de hospital en posición de litotomia (la típica de cuando vamos al ginecólogo). Pero, ¿sabias que dar a luz en esta postura es una tendencia relativamente reciente?
 
Antiguamente, una mujer daba a luz acompañada de otras mujeres. Normalmente en posturas verticales, es decir, de pie o de cuclillas para ayudar al descenso del bebé y hacer el parto un proceso más fácil, de la manera como el cuerpo pedía. Al fin y al cabo, es un proceso fisiológico y el cuerpo de la madre, y el del bebé, saben lo que tienen que hacer en todo momento.
 
Una vez que la mamá estaba con su bebé en brazos, se encargaba de cuidarlo, mientras que las otras mujeres cuidaban de ella.
 
 
 
 
 
Todo esto cambió a partir del 1663 cuando el Rey Luis XIV quiso estar presente en el parto de una de sus amantes. El parto lo asistió por primera vez un hombre (que se tenga constancia), quien decidió que la mujer se tumbara y se abriera de piernas para que el rey pudiera ver mejor el nacimiento de su hijo.
 
El hecho de tumbarse para dar a luz nace para buscar una mayor comodidad para el médico y además, en este caso, para el Rey Luis XIV
 
La utilización de esta posición se extendió por toda Europa, y en las familias de clase alta las mujeres empezaron a parir en esta posición y a ser asistidas por médicos (hasta entonces eran las matronas quienes asistían los partos). Además, cinco años más tarde, en 1668, se puso de moda la utilización de fórceps para facilitar el nacimiento en la posición de litotomia. Así, dar a luz de manera vertical se consideraba de clase baja, mientras que dar a luz de manera horizontal, asistido por un médico, se consideraba de clase alta.
 
Hoy en día, se considera un parto «normal» la mujer tumbada, de manera horizontal. Nos tumbamos para parir y nos ponemos de pie justo después del parto. Totalmente lo contrario de como se hacia antiguamente.
 
A la mujer actual se nos pide estar estupendas para recibir las visitas posparto (y además ofrecerles unos pastelitos, no vaya a ser que quedemos mal), realizar los mil trámites de papeleo, empezar rápidamente a hacer ejercicio porque no encajamos dentro de los estándares de belleza, etc.
 
¡CAL-MA!
 
No seas tan autoexigente contigo misma. Queremos estar nosotras estupendas, queremos tenerlo todo organizado, limpio… y a veces no puede ser. Priorizate. Prioriza tu cuidado, prioriza tu bienestar, tener la casa ordenada puede esperar. Deja que te cuiden y pide ayuda, no quieras hacerlo todo tu. No somos superwoman.
 
Retrocedamos para poder avanzar. Volvamos a nuestras raíces y a sentir lo que el cuerpo nos pide.
 
 
 
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